La historia de Coquimbo Unido posee un sello único dentro del fútbol mundial: nuestros colores no fueron heredados ni escogidos al azar… NUESTROS COLORES FUERON GANADOS EN CANCHA, en un episodio que quedó grabado en la memoria del puerto.
En 1903, la bahía de Coquimbo recibió al buque británico perteneciente a la Royal Navy, el HMS Flora, el cual fue construido en el astillero de Pembroke en Gales, cuya tripulación, compuesta por marineros aficionados al fútbol, desafió a los jóvenes del puerto a una serie de partidos amistosos. Aquellos encuentros concitaron gran expectación en la ciudad, convirtiéndose en un verdadero acontecimiento social y deportivo.
Los cuatro primeros duelos reflejaron la paridad de fuerzas: un triunfo para cada equipo y dos empates. Allí, en el marco de su primera derrota, nació el histórico “Shoot goal come on Flora!”, que fuese el grito desesperado del Capitán del navío inglés, Mr. Jasper Beaker, al ver perder a su tripulación, De esta manera, se pactó un quinto y decisivo partido para dirimir al vencedor de la serie.
el partido definitivo
El encuentro se disputó el 4 de abril de 1903, en la cancha Mc-Auliffe, también conocida como Cancha del Estanque, ubicada en el mismo lugar donde hoy se levanta el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso.
El puerto entero se volcó a presenciar el esperado duelo. Volvía a la cancha el elenco inglés con la misión de quedarse con el anhelado triunfo que los devolviera al sitial ganado en Sudamérica, al llegar invictos al puerto coquimbano, ya que no conocieron derrotas ni en Montevideo, Uruguay, ni en Buenos Aires, Argentina.
Al frente, la selección de Coquimbo, liderada por el capitán del combinado local, Alfredo Segundo Steel. Los porteños mostraban la garra y el temple propios de un pueblo trabajador, alentado por su gente.
la victoria de coquimbo
Tras un partido disputado con intensidad, fue finalmente la escuadra coquimbana la que se impuso por la cuenta mínima: 1-0 sobre el HMS Flora. El resultado desató la alegría de la comunidad, que vio en aquel triunfo mucho más que una victoria deportiva.
el gesto británico y el nacimiento de los colores
Tras el notable triunfo coquimbano, el comandante del HMS Flora, Mr. Casper J. Baker, valorando el esfuerzo y la hidalguía de los locales que habían vencido con justicia en el campo de juego, entregó en ese mismo escenario al cónsul inglés, Mr. Jorge Lindsay Ansted, un juego completo de once camisetas divididas en mitad negro y mitad amarillo. El diplomático, en señal de reconocimiento, las traspasó a su vez a don Alfredo Segundo Steel, capitán del Coquimbo Football Club, gesto que dio inicio a una identidad que con el tiempo se transformaría en símbolo eterno para generaciones de coquimbanos.
Colores que, según diversos relatos e historias, vienen ligados a St. David, patrono de Gales. Este santo tiene una catedral en Pembrokeshire, condado que queda muy cerca del astillero de Pembroke, lugar donde recordamos fue construido precisamente el buque de la Royal Navy que llegó hasta Coquimbo.
Los días 1 de marzo de cada año se celebra como fiesta nacional en Gales el “St. David’s Day”, instancia donde todo se conmemora con los colores de una bandera con fondo negro y una cruz amarilla, la cual representa el luto por la muerte del santo patrono, así como también el color de la flor de narciso, aquella que St. David indicó a los galeses para que lograran marcar en su ropa la diferencia con los anglosajones.
el legado aurinegro
Desde entonces, los colores negro y amarillo representan al fútbol coquimbano y, más tarde, a Coquimbo Unido. Más que un uniforme, son un emblema que refleja la valentía, la nobleza y el esfuerzo de un puerto que conquistó su identidad deportiva en cancha.
Hoy, cada vez que el equipo entra al campo de juego con la camiseta AURINEGRA, revive aquella gesta de 1903, recordando que sus colores no solo simbolizan un club, sino también la historia, el orgullo, la Fuerza y el Coraje de todo un pueblo.